ROMANCES ÉPICOS
CANTARES DE GESTA
Durante
la Edad Media en Europa una de las manifestaciones literarias fueron
los Cantares de Gesta.
Los
Cantares de Gesta eran largas composiciones poéticas en versos de
arte mayor, frecuentemente alejandrinos, aunque con una métrica
irregular, descuidada, de entre 12 a 18 sílabas, lo que llevó
posteriormente a dividirlos en dos hemistiquios, que evolucionó
posteriormente en los romances octosilábicos.
Origen
de la Épica Romance
Los
poemas épicos o Cantares de Gesta son narraciones en verso de
carácter heroico. Su objeto era cantar o relatar la vida de
personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de vida
nacional que merecieran ser divulgados. Debido a su carácter oral la
mayoría de ellos
Su
probable origen es que un poeta, que se ha servido de materiales del
patrimonio popular o colectivo, los haya redactado.
A
lo largo de los siglos los romances se han visto influenciados por
raíces germánicas, (la crueldad de las venganzas de la mujer),
francesas, debido a las numerosas peregrinaciones a Santiago, y
arábigas (las “archuzas”, semejantes a nuestra épica).
Los
Cantares de Gesta narran sucesos históricos, semi-históricos o
legendarios, cuya trama y argumento el auditorio es posible que
conozca.
El
griego que escuchaba la Iliada sabía lo que había pasado en Troya,
el francés que escuchaba el Roland, sabía que el traidor Gauelan
sería castigado y el castellano que oía los Infantes de Lara sabía
que Mudarra vengaría a sus hermanos.
En
Francia el ciclo Carolingio: La Chançon de Roland, Garin de
Monglave, Don de Mayance o de Maguncia , el ciclo de las Cruzadas y
la Materia de Bretaña
De
origen germánico: El Cantar de Hildebrando, el Cantar de Ludovico,
los Edda, las sagas: La Saga de Teodorico, los Nibelungos.
En
Inglaterra: el Ciclo Artúrico. El Beowulf, que aunque de origen
germánico puede ser considerado anglosajón, otros poemas épicos
anglosajones:
Se
trata de textos preservados en el llamado Exeter Book, un códice del
siglo X y escrito en el dialecto sajón occidental, que suele
considerarse como la variante “clásica” del antiguo inglés.
Cuatro
son los textos que junto con el Beowulf nos han quedado en testimonio
del más antiguo repertorio épico anglosajón; son éstos los
fragmentos de La batalla de Brunanburb y La Batalla de Maldon, El
Lamento de Deór y Wídsid.
La
batalla de Brunanburb y La Batalla de Maldon, dos poemas que, al
tiempo que muestran el desarrollo último que alcanzó el género en
Inglaterra, constituyen todo el resto de la poesía épica insular
conservada.
En
España: El Cantar de los siete infantes de Larao Salas, donde se
narra una venganza largamente postergada entre familias rivales. Su
argumento nos es conocido a partir de versiones cronificadas en
prosa.
Cantar
de Bernardo del Carpio, poema perdido que narraba la trágica
historia de un bastardo de origen noble por liberar a su padre, el
Conde de Saldaña, encarcelado por haberle engendrado en una princesa
real; en sus esfuerzos por rehabilitar la honra familiar, es
injustamente tratado por su rey Alfonso el Casto. Su argumento se ha
podido deducir a partir de las crónicas.
El
Cantar de Fernán González, cantar perdido que ofrecía una versión
anterior al Poema de Fernán González, este último escrito en
cuaderna vía.
El
Cantar de Sancho II y el Cerco de Zamora podría haber sido compuesto
unos años después del asedio del rey Sancho II de Castilla a
Zamora. Se conserva en prosificaciones de la Historia de España.
Narra la muerte de Sancho a manos de Vellido Dolfos para lograr la
liberación del cerco de Zamora y del duelo entre los hijos de Arias
Gonzalo y Vellido con Diego Ordoñez y Rodrigo Díaz de Vivar.
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