ROMANCES VULGARES O DE CIEGOS
Se
denomina romances de ciego a aquellos romances procedentes de
ediciones de pliego que después se hicieron populares, hasta el
punto de que solían ser invidentes quienes los iban cantando de
pueblo en pueblo; también los vendían en pliegos de cordel.
Los
romances de ciego se diferencian de los romances tradicionales,
fundamentalmente, en que su estilo no es culto.
Con
tendencia a narrar sucesos truculentos, suelen ser contados con el
máximo detalle para intentar convencer de la veracidad de hechos que
se dan a conocer en los mismos.
El
ciego cantor de romances es un personaje popular en España desde la
Edad Media. Es también un personaje literario, un arquetipo, que
aparece en numerosas obras de literatura culta donde su presencia se
hace indispensable cuando se pretende una ambientación popular. En
nuestros pueblos aún se recuerda cuando ocupaba las esquinas de las
principales calles y plazas por el tiempo de las ferias y romerías,
o en las encrucijadas de los caminos, en ventas y en cortijos,
relatando o cantando truculentos acontecimientos o novelescos
episodios que dejaban anonadado al ingenuo auditorio.
Su
imagen pintoresca es la forma de supervivencia de uno de los
disminuidos físicos que tradicionalmente más ha luchado por su
integración en la sociedad, y esto mucho antes de la creación de la
ONCE, cuando conocieron de las ventajas de agruparse en cofradías
para ocupar un puesto en la mayoría de las manifestaciones festivas
populares.
Pidiendo
limosna, componiendo y recitando sus canciones, romances, oraciones,
en ocasiones ejerciendo el arte de sanadores, echando pronósticos a
las preñadas o ensalmos para muelas, desmayos y males de madre, como
aquel del lazarillo, los ciegos utilizaron mil ardides para obtener
prebendas del sector mayoritario de la sociedad. Su ingenio les valió
también para tentar la fibra sensible de los gobernantes, llegando a
obtener privilegios como el de la exención de tributos a la corona,
concedido en tiempos de los Reyes Católicos y que pervivió hasta
bien entrado el siglo XVIII. Hasta entonces muchos fueron los pleitos
que promovieron los ciegos por hacer valer este derecho, como aquel
de Gil López, privado de la vista, contra el concejo de Baremar de
1685 por haber sido incluido en el repartimiento de pechos y tributos
de aquel año (1).
La
tradicional vinculación del ciego con la música ha dado lugar a que
se le considerase una cierta predisposición innata hacia este arte,
o lo que es lo mismo, a creer que no servía más que para entonar
romances. Lo cierto es que durante mucho tiempo el ciego se ha
servido de la música popular como medio de subsistencia, que sus
composiciones romanceadas no eran más que la excusa para luego poner
a la venta los pliegos donde las llevaba impresas, sin intención de
pasar a la posteridad como grandes poetas. En este sentido es
considerado también como vehículo de la mal llamada literatura
vulgar o de cordel.
EL CIEGO DE UBEDA
La
noticia más antigua que conocemos referida a Copleros jiennenses es
precisamente de un ciego, en una época en que el pliego suelto, por
su poco coste, era lo máximo en materia de ilustración oral. Tal es
el origen de la proliferación de estos copleros en las ciudades
jiennenses del siglo XVI, especialmente en Baeza y Ubeda (2), de
cuyas imprentas salieron muchos de estos opúsculos, donde el pueblo
bebía sus conocimientos de la poesía, la novela, el teatro y
también de la historia.
De
Gaspar de la Cintera sabemos que era ciego y natural de Ubeda porque
así nos lo manifiesta repetidamente en sus obras. En alguna ocasión
manifiesta también ser vecino de Granada, pero en lo que coinciden
los estudiosos es en señalarlo como uno de los mas famosos y
prolíficos copleros de su tiempo. Sus coplas glosadas para cantar y
tañer al tono de la vihuela son, pese a sus incorrecciones poéticas,
toda una muestra representativa de la literatura popular de su
tiempo, en una extensa producción que abarca la segunda mitad del
XVI (entre 1562 y 1582). Conozcamos algunos de sus títulos, según
la recopilación de Rodríguez-Moñino (3):
-Aquí
se contienen proverbios muy exemplares y graciosos, debajo de titulo
de enfados: los cuales son muy naturales sentencias, y reprehensión
y matraca de muchas vanidades y vicios de este mundo. Impreso en
Sevilla en casa de la viuda de Sebastián Trujillo.
-Aquí
se contienen cuatro nuevos acontecimientos. El primero, la perdición
y fin de un muy valeroso turco con setenta navíos de remos en Malta
la vieja. El segundo la venida y conversión de Cide muza, alcaide de
Alarache y Alcalinizar. Los otros dos espirituales y ejemplares,
todos nuevamente acontecidos... Córdoba, Juan Bautista Escudero,
1572.
-Aquí
se contienen dos admirables victorias que Dios nuestro Señor ha dado
a sus fieles: contra los endiablados Turcos enemigos de nuestra santa
Fe católica. La primera la conquista de la hermosa Ve lona. La otra
el fortísimo Castillo novo fuerzas muy poderosas e importantes con
otras muchas y muy maravillosas cosas que en favor de la santa Liga
han acontecido. En Granada por Hugo de Mena y en Toledo en casa de
Miguel Ferrer, 1572.
--Coplas
y chistes muy graciosos para cantar y tañer al tono de la vihuela.
En Burgos, en casa de Felipe de Junta.
-Obra
nueva: la cual trata de un caso de gran milagro, acontecido en el
Reino de Navarra, en la villa de Miranda. Es obra para que todos
tomemos ejemplo... 1582.
Son
pocos los ejemplares impresos que nos han llegado de su obra,
conservándose algunos de los pliegos sobre temas novelescos,
satíricos y morales en colecciones de diversas bibliotecas españolas
así como en el British Museum de Londres y en la Biblioteca
Jagiellonska de Cracovia. Como ejemplo de su estilo transcribimos a
continuación una pieza de sus Coplas y chistes muy graciosos,
curioso catálogo de los afeites que contenían los tocadores
femeninos de otros tiempos (4):
LA
MUJER
que
de suyo no es hermosa,
poco
le aprovecha
afeitarse
ni otra cosa,
La
mujer que no nació
en
sino de hermosura
pues
no le otorgó ventura
lo
que a otra concedió,
si
se afeita, digo yo
que
la teman por donosa.
Poco
le aprovecha
ponerse
pasillas
ni
unto de gato
ni
otras blandurillas
ni
enjundias manidas
que
es muy sucia cosa.
Poco
le aprovecha
el
agraz sacado
ni
los vinagrillos
ni
el vino adobado
ni
agua de rasuras
que
es cosa rabiosa.
Poco
le aprovecha,
si
es descolorida,
los
polvos del río
ni
la cochinilla
ni
la salserilla
que
es cosa costosa.
Si
es corcovada
y
no anda derecha
poco
le aprovecha
andar
entonada,
que
será llamada
mujer
sospechosa;
poco
le aprovecha
afeitarse
ni otra cosa.
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