lunes, 2 de junio de 2014

ARTÍCULO 10



ROMANCES VULGARES O DE CIEGOS

 

Se denomina romances de ciego a aquellos romances procedentes de ediciones de pliego que después se hicieron populares, hasta el punto de que solían ser invidentes quienes los iban cantando de pueblo en pueblo; también los vendían en pliegos de cordel.
Los romances de ciego se diferencian de los romances tradicionales, fundamentalmente, en que su estilo no es culto.
Con tendencia a narrar sucesos truculentos, suelen ser contados con el máximo detalle para intentar convencer de la veracidad de hechos que se dan a conocer en los mismos.

El ciego cantor de romances es un personaje popular en España desde la Edad Media. Es también un personaje literario, un arquetipo, que aparece en numerosas obras de literatura culta donde su presencia se hace indispensable cuando se pretende una ambientación popular. En nuestros pueblos aún se recuerda cuando ocupaba las esquinas de las principales calles y plazas por el tiempo de las ferias y romerías, o en las encrucijadas de los caminos, en ventas y en cortijos, relatando o cantando truculentos acontecimientos o novelescos episodios que dejaban anonadado al ingenuo auditorio.

Su imagen pintoresca es la forma de supervivencia de uno de los disminuidos físicos que tradicionalmente más ha luchado por su integración en la sociedad, y esto mucho antes de la creación de la ONCE, cuando conocieron de las ventajas de agruparse en cofradías para ocupar un puesto en la mayoría de las manifestaciones festivas populares.

Pidiendo limosna, componiendo y recitando sus canciones, romances, oraciones, en ocasiones ejerciendo el arte de sanadores, echando pronósticos a las preñadas o ensalmos para muelas, desmayos y males de madre, como aquel del lazarillo, los ciegos utilizaron mil ardides para obtener prebendas del sector mayoritario de la sociedad. Su ingenio les valió también para tentar la fibra sensible de los gobernantes, llegando a obtener privilegios como el de la exención de tributos a la corona, concedido en tiempos de los Reyes Católicos y que pervivió hasta bien entrado el siglo XVIII. Hasta entonces muchos fueron los pleitos que promovieron los ciegos por hacer valer este derecho, como aquel de Gil López, privado de la vista, contra el concejo de Baremar de 1685 por haber sido incluido en el repartimiento de pechos y tributos de aquel año (1).

La tradicional vinculación del ciego con la música ha dado lugar a que se le considerase una cierta predisposición innata hacia este arte, o lo que es lo mismo, a creer que no servía más que para entonar romances. Lo cierto es que durante mucho tiempo el ciego se ha servido de la música popular como medio de subsistencia, que sus composiciones romanceadas no eran más que la excusa para luego poner a la venta los pliegos donde las llevaba impresas, sin intención de pasar a la posteridad como grandes poetas. En este sentido es considerado también como vehículo de la mal llamada literatura vulgar o de cordel.

EL CIEGO DE UBEDA


La noticia más antigua que conocemos referida a Copleros jiennenses es precisamente de un ciego, en una época en que el pliego suelto, por su poco coste, era lo máximo en materia de ilustración oral. Tal es el origen de la proliferación de estos copleros en las ciudades jiennenses del siglo XVI, especialmente en Baeza y Ubeda (2), de cuyas imprentas salieron muchos de estos opúsculos, donde el pueblo bebía sus conocimientos de la poesía, la novela, el teatro y también de la historia.

De Gaspar de la Cintera sabemos que era ciego y natural de Ubeda porque así nos lo manifiesta repetidamente en sus obras. En alguna ocasión manifiesta también ser vecino de Granada, pero en lo que coinciden los estudiosos es en señalarlo como uno de los mas famosos y prolíficos copleros de su tiempo. Sus coplas glosadas para cantar y tañer al tono de la vihuela son, pese a sus incorrecciones poéticas, toda una muestra representativa de la literatura popular de su tiempo, en una extensa producción que abarca la segunda mitad del XVI (entre 1562 y 1582). Conozcamos algunos de sus títulos, según la recopilación de Rodríguez-Moñino (3):

-Aquí se contienen proverbios muy exemplares y graciosos, debajo de titulo de enfados: los cuales son muy naturales sentencias, y reprehensión y matraca de muchas vanidades y vicios de este mundo. Impreso en Sevilla en casa de la viuda de Sebastián Trujillo.

-Aquí se contienen cuatro nuevos acontecimientos. El primero, la perdición y fin de un muy valeroso turco con setenta navíos de remos en Malta la vieja. El segundo la venida y conversión de Cide muza, alcaide de Alarache y Alcalinizar. Los otros dos espirituales y ejemplares, todos nuevamente acontecidos... Córdoba, Juan Bautista Escudero, 1572.

-Aquí se contienen dos admirables victorias que Dios nuestro Señor ha dado a sus fieles: contra los endiablados Turcos enemigos de nuestra santa Fe católica. La primera la conquista de la hermosa Ve lona. La otra el fortísimo Castillo novo fuerzas muy poderosas e importantes con otras muchas y muy maravillosas cosas que en favor de la santa Liga han acontecido. En Granada por Hugo de Mena y en Toledo en casa de Miguel Ferrer, 1572.

--Coplas y chistes muy graciosos para cantar y tañer al tono de la vihuela. En Burgos, en casa de Felipe de Junta.

-Obra nueva: la cual trata de un caso de gran milagro, acontecido en el Reino de Navarra, en la villa de Miranda. Es obra para que todos tomemos ejemplo... 1582.

Son pocos los ejemplares impresos que nos han llegado de su obra, conservándose algunos de los pliegos sobre temas novelescos, satíricos y morales en colecciones de diversas bibliotecas españolas así como en el British Museum de Londres y en la Biblioteca Jagiellonska de Cracovia. Como ejemplo de su estilo transcribimos a continuación una pieza de sus Coplas y chistes muy graciosos, curioso catálogo de los afeites que contenían los tocadores femeninos de otros tiempos (4):

LA MUJER
que de suyo no es hermosa,
poco le aprovecha
afeitarse ni otra cosa,

La mujer que no nació
en sino de hermosura
pues no le otorgó ventura
lo que a otra concedió,
si se afeita, digo yo
que la teman por donosa.

Poco le aprovecha
ponerse pasillas
ni unto de gato
ni otras blandurillas
ni enjundias manidas
que es muy sucia cosa.

Poco le aprovecha
el agraz sacado
ni los vinagrillos
ni el vino adobado
ni agua de rasuras
que es cosa rabiosa.
Poco le aprovecha,
si es descolorida,
los polvos del río
ni la cochinilla
ni la salserilla
que es cosa costosa.

Si es corcovada
y no anda derecha
poco le aprovecha
andar entonada,
que será llamada
mujer sospechosa;
poco le aprovecha
afeitarse ni otra cosa.





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