martes, 3 de junio de 2014

ARTÍCULO 12

EL ROMANCE Y LA POESÍA POPULAR




POESÍA POPULAR Y EL ROMANCE

El romance: Estos poemas anónimos de carácter popular ya se conocían en España desde la edad media y se componían para celebrar las gestas heroicas. Los romances están estructurados en versos octosílabos (8 silabas) con rima asonante. Durante el siglo XVI se coleccionaron en los llamados romanceros, y en los distintos tiempos lo cultivaron los españoles Luis de Góngora y Federico García Lorca o el mexicano Guillermo Prieto .


LA CASADA INFIEL


A Lidia Cabrera y a su negrita

Y que yo me la lleve al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la lleve del río.
Con el aire se batían las
espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río. 



 


lunes, 2 de junio de 2014

ARTÍCULO 11


ROMANCE GITANO





INTRODUCCIÓN AL ROMANCERO GITANO


Federico García Lorca es sin duda una de las personalidades más destacadas de la Generación del 27, tanto por su producción literaria como por su participación en la vida cultural. Su obra poética y teatral son uno de los referentes más importantes de la historia de la literatura universal.

Como hemos dicho, Lorca forma parte de la Generación del 27, un grupo de escritores que se caracteriza por su predilección por los movimientos estéticos vanguardistas, aunque, a diferencia de los escritores de la Generación del 98, no rechazan la literatura anterior, de la cual heredan las formas y los temas de la lírica popular (Romancero y cancionero tradicional) y de la culta (Góngora, Quevedo, Juan Ramón Jiménez, Bécquer, Antonio Machado, etc.).
Por este motivo, el Romancero Gitano es una de las obras más representativas de la época porque funde a la perfección tradición y vanguardia. Fue escrita entre 1924 y 1927 y publicada en 1928 en la editorial Revista de Occidente con gran éxito popular.

Si hablamos de corrientes poéticas, podemos situar la obra dentro del Neo popularismo, el cual trata de renovar la lírica tradicional, alejándose de la literatura elitista y universaliza del Modernismo y de la frialdad y el hermetismo de las Vanguardias.

Cabe destacar que ningún libro de poemas en español se ha vendido tanto como éste. Quizá esto se deba a que la obra ya era famosa antes de ser publicada, pues el mismo Federico García Lorca recitaba sus poemas en reuniones formales e informales tanto antes como después de publicar la obra y, además, algunos de los romances ya habían aparecido en varias revistas literarias. El mismo Lorca dijo: "Es mi obra más popular, la que indudablemente tiene más unidad y es donde mi rostro poético aparece con personalidad propia, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal"

Quizá, una de las críticas más duras que recibió el poeta sobre su libro fue de la mano de Salvador Dalí, amigo íntimo. El pintor decía que gran parte de la obra estaba "ligada en absoluto a las normas de la poesía antigua, incapaz de emocionarnos", y que el libro pecaba de “costumbrismo” y "moviéndose dentro de la ilustración y de los lugares comunes más estereotipados y más conformistas".

Hoy en día, toda la obra de Federico García Lorca, incluido el Romancero Gitano, se encuentra en dominio público por haber transcurrido 70 años desde la fecha de su muerte.

RESUMEN DEL ARGUMENTO DEL ROMANCERO GITANO


El poemario incluido en Romancero gitano está compuesto mayoritariamente por romances, todos ellos unidos por el estilo y por un hilo conductor temático. Para poder explicar el argumento de la obra vamos a agrupar los poemas según el tema que tratan:

En primer lugar, tenemos una primera serie de poemas que tienen en común el lirismo y la mujer:

Los tres primeros poemas ("Romance de la luna, luna"; "Preciosa y el aire"; "Reyerta") tratan sobre los enfrentamientos del mundo gitano con distintas fuerzas míticas: en el primer poema, con la muerte, representada por la luna (nos cuenta la historia de un niño que encuentra la muerte en una fragua al ser seducido por la luna); en el segundo, el deseo y el instinto masculino, representados por el viento (el viento que acosa a una joven gitana lleno de deseos eróticos); y en el tercero, la lucha y la violencia entre los propios gitanos.

ROMANCERO GITANO


Romance de la luna,luna
La luna vino a la fragua
con su polizón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye, luna, luna, luna,
que ya siento los caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos .
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando






ARTÍCULO 10



ROMANCES VULGARES O DE CIEGOS

 

Se denomina romances de ciego a aquellos romances procedentes de ediciones de pliego que después se hicieron populares, hasta el punto de que solían ser invidentes quienes los iban cantando de pueblo en pueblo; también los vendían en pliegos de cordel.
Los romances de ciego se diferencian de los romances tradicionales, fundamentalmente, en que su estilo no es culto.
Con tendencia a narrar sucesos truculentos, suelen ser contados con el máximo detalle para intentar convencer de la veracidad de hechos que se dan a conocer en los mismos.

El ciego cantor de romances es un personaje popular en España desde la Edad Media. Es también un personaje literario, un arquetipo, que aparece en numerosas obras de literatura culta donde su presencia se hace indispensable cuando se pretende una ambientación popular. En nuestros pueblos aún se recuerda cuando ocupaba las esquinas de las principales calles y plazas por el tiempo de las ferias y romerías, o en las encrucijadas de los caminos, en ventas y en cortijos, relatando o cantando truculentos acontecimientos o novelescos episodios que dejaban anonadado al ingenuo auditorio.

Su imagen pintoresca es la forma de supervivencia de uno de los disminuidos físicos que tradicionalmente más ha luchado por su integración en la sociedad, y esto mucho antes de la creación de la ONCE, cuando conocieron de las ventajas de agruparse en cofradías para ocupar un puesto en la mayoría de las manifestaciones festivas populares.

Pidiendo limosna, componiendo y recitando sus canciones, romances, oraciones, en ocasiones ejerciendo el arte de sanadores, echando pronósticos a las preñadas o ensalmos para muelas, desmayos y males de madre, como aquel del lazarillo, los ciegos utilizaron mil ardides para obtener prebendas del sector mayoritario de la sociedad. Su ingenio les valió también para tentar la fibra sensible de los gobernantes, llegando a obtener privilegios como el de la exención de tributos a la corona, concedido en tiempos de los Reyes Católicos y que pervivió hasta bien entrado el siglo XVIII. Hasta entonces muchos fueron los pleitos que promovieron los ciegos por hacer valer este derecho, como aquel de Gil López, privado de la vista, contra el concejo de Baremar de 1685 por haber sido incluido en el repartimiento de pechos y tributos de aquel año (1).

La tradicional vinculación del ciego con la música ha dado lugar a que se le considerase una cierta predisposición innata hacia este arte, o lo que es lo mismo, a creer que no servía más que para entonar romances. Lo cierto es que durante mucho tiempo el ciego se ha servido de la música popular como medio de subsistencia, que sus composiciones romanceadas no eran más que la excusa para luego poner a la venta los pliegos donde las llevaba impresas, sin intención de pasar a la posteridad como grandes poetas. En este sentido es considerado también como vehículo de la mal llamada literatura vulgar o de cordel.

EL CIEGO DE UBEDA


La noticia más antigua que conocemos referida a Copleros jiennenses es precisamente de un ciego, en una época en que el pliego suelto, por su poco coste, era lo máximo en materia de ilustración oral. Tal es el origen de la proliferación de estos copleros en las ciudades jiennenses del siglo XVI, especialmente en Baeza y Ubeda (2), de cuyas imprentas salieron muchos de estos opúsculos, donde el pueblo bebía sus conocimientos de la poesía, la novela, el teatro y también de la historia.

De Gaspar de la Cintera sabemos que era ciego y natural de Ubeda porque así nos lo manifiesta repetidamente en sus obras. En alguna ocasión manifiesta también ser vecino de Granada, pero en lo que coinciden los estudiosos es en señalarlo como uno de los mas famosos y prolíficos copleros de su tiempo. Sus coplas glosadas para cantar y tañer al tono de la vihuela son, pese a sus incorrecciones poéticas, toda una muestra representativa de la literatura popular de su tiempo, en una extensa producción que abarca la segunda mitad del XVI (entre 1562 y 1582). Conozcamos algunos de sus títulos, según la recopilación de Rodríguez-Moñino (3):

-Aquí se contienen proverbios muy exemplares y graciosos, debajo de titulo de enfados: los cuales son muy naturales sentencias, y reprehensión y matraca de muchas vanidades y vicios de este mundo. Impreso en Sevilla en casa de la viuda de Sebastián Trujillo.

-Aquí se contienen cuatro nuevos acontecimientos. El primero, la perdición y fin de un muy valeroso turco con setenta navíos de remos en Malta la vieja. El segundo la venida y conversión de Cide muza, alcaide de Alarache y Alcalinizar. Los otros dos espirituales y ejemplares, todos nuevamente acontecidos... Córdoba, Juan Bautista Escudero, 1572.

-Aquí se contienen dos admirables victorias que Dios nuestro Señor ha dado a sus fieles: contra los endiablados Turcos enemigos de nuestra santa Fe católica. La primera la conquista de la hermosa Ve lona. La otra el fortísimo Castillo novo fuerzas muy poderosas e importantes con otras muchas y muy maravillosas cosas que en favor de la santa Liga han acontecido. En Granada por Hugo de Mena y en Toledo en casa de Miguel Ferrer, 1572.

--Coplas y chistes muy graciosos para cantar y tañer al tono de la vihuela. En Burgos, en casa de Felipe de Junta.

-Obra nueva: la cual trata de un caso de gran milagro, acontecido en el Reino de Navarra, en la villa de Miranda. Es obra para que todos tomemos ejemplo... 1582.

Son pocos los ejemplares impresos que nos han llegado de su obra, conservándose algunos de los pliegos sobre temas novelescos, satíricos y morales en colecciones de diversas bibliotecas españolas así como en el British Museum de Londres y en la Biblioteca Jagiellonska de Cracovia. Como ejemplo de su estilo transcribimos a continuación una pieza de sus Coplas y chistes muy graciosos, curioso catálogo de los afeites que contenían los tocadores femeninos de otros tiempos (4):

LA MUJER
que de suyo no es hermosa,
poco le aprovecha
afeitarse ni otra cosa,

La mujer que no nació
en sino de hermosura
pues no le otorgó ventura
lo que a otra concedió,
si se afeita, digo yo
que la teman por donosa.

Poco le aprovecha
ponerse pasillas
ni unto de gato
ni otras blandurillas
ni enjundias manidas
que es muy sucia cosa.

Poco le aprovecha
el agraz sacado
ni los vinagrillos
ni el vino adobado
ni agua de rasuras
que es cosa rabiosa.
Poco le aprovecha,
si es descolorida,
los polvos del río
ni la cochinilla
ni la salserilla
que es cosa costosa.

Si es corcovada
y no anda derecha
poco le aprovecha
andar entonada,
que será llamada
mujer sospechosa;
poco le aprovecha
afeitarse ni otra cosa.





ARTÍCULO 9


ROMANCES ÉPICOS




CANTARES DE GESTA


Durante la Edad Media en Europa una de las manifestaciones literarias fueron los Cantares de Gesta.

Los Cantares de Gesta eran largas composiciones poéticas en versos de arte mayor, frecuentemente alejandrinos, aunque con una métrica irregular, descuidada, de entre 12 a 18 sílabas, lo que llevó posteriormente a dividirlos en dos hemistiquios, que evolucionó posteriormente en los romances octosilábicos.
Origen de la Épica Romance

Los poemas épicos o Cantares de Gesta son narraciones en verso de carácter heroico. Su objeto era cantar o relatar la vida de personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de vida nacional que merecieran ser divulgados. Debido a su carácter oral la mayoría de ellos

Su probable origen es que un poeta, que se ha servido de materiales del patrimonio popular o colectivo, los haya redactado.

A lo largo de los siglos los romances se han visto influenciados por raíces germánicas, (la crueldad de las venganzas de la mujer), francesas, debido a las numerosas peregrinaciones a Santiago, y arábigas (las “archuzas”, semejantes a nuestra épica).

Los Cantares de Gesta narran sucesos históricos, semi-históricos o legendarios, cuya trama y argumento el auditorio es posible que conozca.

El griego que escuchaba la Iliada sabía lo que había pasado en Troya, el francés que escuchaba el Roland, sabía que el traidor Gauelan sería castigado y el castellano que oía los Infantes de Lara sabía que Mudarra vengaría a sus hermanos.

En Francia el ciclo Carolingio: La Chançon de Roland, Garin de Monglave, Don de Mayance o de Maguncia , el ciclo de las Cruzadas y la Materia de Bretaña

De origen germánico: El Cantar de Hildebrando, el Cantar de Ludovico, los Edda, las sagas: La Saga de Teodorico, los Nibelungos.

En Inglaterra: el Ciclo Artúrico. El Beowulf, que aunque de origen germánico puede ser considerado anglosajón, otros poemas épicos anglosajones:
Se trata de textos preservados en el llamado Exeter Book, un códice del siglo X y escrito en el dialecto sajón occidental, que suele considerarse como la variante “clásica” del antiguo inglés.
Cuatro son los textos que junto con el Beowulf nos han quedado en testimonio del más antiguo repertorio épico anglosajón; son éstos los fragmentos de La batalla de Brunanburb y La Batalla de Maldon, El Lamento de Deór y Wídsid.
La batalla de Brunanburb y La Batalla de Maldon, dos poemas que, al tiempo que muestran el desarrollo último que alcanzó el género en Inglaterra, constituyen todo el resto de la poesía épica insular conservada.

En España: El Cantar de los siete infantes de Larao Salas, donde se narra una venganza largamente postergada entre familias rivales. Su argumento nos es conocido a partir de versiones cronificadas en prosa.

Cantar de Bernardo del Carpio, poema perdido que narraba la trágica historia de un bastardo de origen noble por liberar a su padre, el Conde de Saldaña, encarcelado por haberle engendrado en una princesa real; en sus esfuerzos por rehabilitar la honra familiar, es injustamente tratado por su rey Alfonso el Casto. Su argumento se ha podido deducir a partir de las crónicas.

El Cantar de Fernán González, cantar perdido que ofrecía una versión anterior al Poema de Fernán González, este último escrito en cuaderna vía.

El Cantar de Sancho II y el Cerco de Zamora podría haber sido compuesto unos años después del asedio del rey Sancho II de Castilla a Zamora. Se conserva en prosificaciones de la Historia de España. Narra la muerte de Sancho a manos de Vellido Dolfos para lograr la liberación del cerco de Zamora y del duelo entre los hijos de Arias Gonzalo y Vellido con Diego Ordoñez y Rodrigo Díaz de Vivar.



ARTÍCULO 8


ROMANCES NOVELESCOS

 




 LAS DOS HERMANAS

Moro, si vas a la España,—traerás una cautiva,
no sea blanca ni fea,—ni gente de villanía.—
Ve venir el conde Flores—que viene de la capilla,
viene de pedir a Dios—que le dé un hijo o una hija.
Conde Flores, conde Flores,—tu mujer será cautiva.
No será cautiva, no,—antes perderé la vida.—
Cuando partió el conde Flores—su mujer quedó cautiva.
Aquí traigo, reina mora,—una cristiana muy linda,
que no es blanca ni fea,—ni gente de villanía,
no es mujer de ningún rey,—lo es del conde de Castilla.
De las esclavas que tengo—tú serás la mas querida,
aquí te entrego mis llaves—para hacer la mi cocina.
Yo las tomaré, señora,—pues tan gran dicha es la mía.—
La reina estaba preñada,—la cautiva estaba en cinta;
quiso Dios y la fortuna,—las dos parieron un día.
La reina parió en el trono,—la esclava en tierra paria,
una hija parió la reina,—la esclava un hijo paria;
las comadronas son falsas,—truecan el niño y la niña,
a la reina dan el hijo,—la esclava toma la hija.
Cuando un día la apañaba—estas palabras decía:
No llores, hija, no llores,—hija mía y no parida,
que si fuese a las mis tierras—muy bien te bautizaría,
y te pondría por nombre—Maria Flor de la vida,
que yo tenia una hermana—que este nombre se decía,
que yo tenia una hermana,—de moros era cautiva,
que fueron a cultivarla—una mañanita fría
cogiendo rosas y flores—en un jardín que tenia.—
La reina ya lo escuchó—del cuarto donde dormía.
Ya la enviaba a buscar—por un negro que tenia:
¿Qué dices, la linda esclava?—¿qué dices, linda cautiva?
Palabras que hablo, señora,—yo también te las diría:
No llores, hija, no llores,—hija mía y no parida, etc...
Si aquesto fuese verdad—hermana mía serias.
Aquesto es verdad, señora,—como el día en que nacía.—
Ya se abrazaban las dos—con grande llanto que había.
El rey moro lo escuchó—del cuarto donde escribía,
ya las envía a buscar—por un negro que tenia:
¿Qué lloras, regalo mio?—¿qué lloras, la prenda mía?
Tratábamos de casaros—con lo mejor de Turquía.—
[p. 287] Ya le respondió la reina,—estas palabras decía:
No quiero mezclar mi sangre—con la de perros maldita.—
Un día mientras paseaban—con su hijo y con su hija,
hecho convenio las dos,—a su tierra se volvían. 


 

ARTÍCULO 7


ROMANCES LÍRICOS




El Romancero es una de las manifestaciones de la poesía folclórica tradicional más importante, conservada hasta nuestros días tanto en España como en América y en otras comunidades de origen español, como los sefardíes. El Romancero Viejo está formado por el conjunto de romances compuestos en los siglos XIV y XV, y recogidos a través de las primeras colecciones impresas en el siglo XVI. Los que, a imitación de ellos, fueron escritos por los poetas cultos en los siglos XVI y XVII se conocen con el nombre de Romancero nuevo.

Sobre su origen, unas teorías sostienen que fueron fragmentos aislados de cantares de gesta que, por su especial dramatismo o emoción, se cantaban como poemas independientes, transmitiéndose así oralmente de generación en generación, llegando a constituir un género propio utilizado por los juglares para toda clase de temas: épicos, líricos,... Otras teorías, en cambio, sostienen que los romances son anteriores a los cantares de gesta, basándose en que los más antiguos no tienen carácter épico, sino lírico o novelesco.

Los romances son poemas no estróficos compuestos en versos octosílabos con la misma rima asonante en los pares, quedando sueltos los impares. Sus principales características son:
a) transmisión oral, con multitud de variantes sobre un mismo tema;
b) mezcla de narración y diálogo;
c) fragmentarismo narrativo: se centra en un momento determinado de la acción, interrumpiéndose antes del desenlace;
d) repetición de fórmulas expresivas, especialmente para llamar la atención del público;
e) sencillez de recursos.

Por su temática, se clasifican en:
a) Romances de tema épico nacional.
b) Romances históricos y fronterizos.
c) Romances de tema épico francés.
d) Romances novelescos y líricos. 

 

ARTÍCULO 6


ROMANCES FRONTERIZOS



Los romances son poemas épico-líricos breves que se cantan al son de un instrumento, sea en danzas corales, sea en reuniones tenidas para recreo simplemente o para el trabajo en común”.[1] Se trata de composiciones poéticas consistentes en tiradas de versos de dieciséis sílabas monorrimos en asonante,[2] que narran “con un estilo propio una historia de interés general y que, por lo tanto, es retenida y repetida por una parte de aquellos que la oyen, difundiéndose así en el tiempo y en el espacio. Esta repetición no es estática, sino dinámica, ya que suele presentar cambios que dan lugar a una notable gama de variaciones en los diferentes textos de cada romance”,[3] que constituyen versiones del mismo. Parece tener su origen en los cantares de gesta medievales, según la teoría de Menéndez Pidal, popularizados hacia el siglo XIV a través de los juglares, quienes facilitaron la fragmentación de los temas en su divulgación por las ciudades y pueblos de España. Efectivamente, los juglares recitaban los pasajes de los cantares de gesta que más gustaban a su auditorio, deviniendo esos fragmentos en relatos breves, con autonomía narrativa, aunque desligados del cuerpo narrativo a que pertenecían, por lo que no es raro encontrar comienzos abruptos y finales truncos. Tal peculiaridad facilitó, sobre todo en los primeros tiempos, que la historia contada en el romance estuviera abierta a posibles soluciones, que cristalizaron generalmente en versiones distintas del mismo tema. Estos cantos épicos fueron conformando merced a su popularidad el llamado Romancero viejo o tradicional.

La producción de romances viejos se inicia en la segunda mitad del siglo XIII y tiene su periodo de mayor actividad desde la segunda mitad del siglo XIV, hasta los dos decenios primeros del XVI”.[4] Al mismo tiempo que se opera la fragmentación de los cantares de gesta, surgen los primeros romances con temática de la época, llamados por M. Pidal “noticieros”, siendo los más característicos los que cuentan hechos acaecidos en el reinado de Pedro I el Cruel. Más adelante, hacia la segunda mitad del siglo XV, empiezan a componerse romances sobre temas novelescos, carolingios, bretones o tomados de las baladas divulgadas por Europa, dando lugar al vasto corpus poético que constituye el Romancero español.

Entre los romances noticieros sobresalen los llamados “fronterizos”, calificados por Milán y Fontanal como “joya incomparable de la poesía en lengua castellana”.[5] Forman una crónica poética y popular del avance de la Reconquista desde el último tercio del siglo XIV y de la difícil convivencia de moros y cristianos en los territorios de frontera. Frente a los romances viejos o tradicionales que surgieron de los cantares de gesta, esta nueva muestra de cantos épicos emerge de manera esporádica, al socaire de las correrías, algaradas, rebatos y saqueos de villas, acontecidos en territorios fronterizos con el reino de Granada. En ellos se acumulan “instantáneas recogidas por el ojo sobresaltado del alargador, diálogos vibrantes que más que referidos parecen escuchados, rápidas pinturas que más parecen vistas que descritas”,[6] bien porque así lo concibió el poeta popular, bien porque el texto que conservamos es un fragmento superviviente de un romance más extenso. “Los romances fronterizos no mienten nunca. Ninguna fábula propiamente tal ha entrado en ellos, de tantas como recargan nuestros anales de reinos y ciudades. Lo que suele haber es confusión de personas, lugares y tiempos, fácil de desembrollar casi siempre, cuando se tiene a mano el hilo conductor de la cronología histórica”.[7]

El contenido de estos poemas populares refleja la intrahistoria de las dos comunidades enfrentadas, “la historia personal de muchos fronteros con sus aciertos y sus errores, con sus triunfos y sus fracasos”,[8] poetizando unos hechos históricos, de los que se nutren con frecuencia las crónicas de la época. Lo mismo que los cantares de gesta, los romances fronterizos tienen un evidente carácter histórico: hechos intrascendentes o personajes de significado muy secundario adquieren especial relieve cuando al testimonio de la historia unimos los relatos poéticos. Unas veces dan noticia del cerco o la toma de una ciudad (Baeza, Antequera, Álora...), otras se hacen eco de las correrías por territorio enemigo (romances de Fernandinas, de los caballeros de Moclín, Sayalera...), otras recrean retazos de importantes hechos de armas protagonizados por un héroe histórico o legendario (el Maestre de Calatrava, Albayaldos, Ponce de León...) y otras finalmente reflejan los duelos habidos entre moros y cristianos durante el asedio de Granada (Garcilaso de la Vega) o expresan la admiración que los castellanos sentían por la ciudad nazarí (Abenámar).

En algunos de los hechos de guerra contados estas crónicas poéticas populares conectan con problemas políticos que se vivían en la frontera, como es el caso de los romances que componen el ciclo de Pedro I. En otros casos se observa una estrecha relación del juglar con familias nobles comprometidas con la guerra de Granada, las cuales desean verse inmortalizadas en los versos épicos del romance. Así “los antañones apellidos castellanos viejos de los Lara, Gustioz y González, ceden el paso a los Fernández y Díaz, más humildes como simples jefes de escuderos, y los de Almanzor a los modestos Venegas, Reduán, Audalla, y así hasta un innominado rey de Granada cuyo beneficiario a la postre será el Rey Chiquito, de triste historia engrandecida por la leyenda.[9]

El auge de estos cantos épicos de frontera se iniciará a partir de la toma de Antequera por el infante don Fernando en 1410 y culminará con la conquista de Granada en 1492. Como es natural, muchos textos se han perdido, pero conservamos una variada muestra de ellos, que nos induce a pensar en el profundo arraigo que estos cantares tuvieron entre las gentes que poblaban la frontera, a veces tan difuminada, de moros y cristianos. 


 

ARTÍCULO 5


ROMANCES CAROLINGIOS



Los romances carolingios son poemas de el emperador Carlo Magno, la batalla de Ronces valles y el héroe Francotirador. Los romances del ciclo bretón derivan su tema de las leyendas artúricas (Ring Arthur anda te Round Table): el rey Artes o Arturo, la reina Ginebra (Guindare). Tristán, Lanza rote (Lancelot),Parsifal. Están basados en los cantares de gesta franceses, en la poesía épica y la épica medieval.

El Sueño de doña Alda es un romance épico y corresponde al ciclo carolingio, es decir, se narran sucesos con Carlo Magno y sus conquistas. tienen una procedencia francesa. Los romances de este ciclo, se caracterizan por el mayor lirismo y la aparición de diferentes elementos fantásticos.

El romance que comentamos se ambienta en la época de conquistas de Carlo Magno (SIGLO.VIII), concretamente cuando éste es derrotado al proponerse conquistar Zaragoza. El prometido y amante de la protagonista del romance, Roldan, muere en la lucha y el romance los sitúa en el momento en el que Alda sufre un sueño de alto contenido

simbólico donde se augura la desgracia.
Como mencionaba anteriormente un antecedente también fue la batalla de Ronces valles que tuvo lugar el 15 de agosto de 778, posiblemente en Volcarlas, en las proximidades del desfiladero de Ronces valles del Pirineo de Navarra, en la que la-retaguardia del ejército de Carlo Magno mandada por Roldan fue diezmada en una emboscada efectuada por vascones, como tesis más probable.

Imperio carolingio lo utilizaban para referirse a un período de la historia europea derivado de la política de los reyes francos, Pi pino y Carlo Magno, que supuso un intento de recuperación en los ámbitos
políticos, religioso y cultural de la época medieval en Europa occidental, por lo que se le considera un antecedente histórico de estos bellos poemas.

ROMANCE DE DOÑA ALDA

El de doña Alda es un romance carolingio, es decir, basado en un cantar de gesta francés, en concreto en el «Cantar de Roldan» (poema épico del siglo XI, probablemente), que narra la batalla de Ronces valles, en la que muere el valeroso caballero sobrino de Carlo Magno. A este episodio, uno de los fragmentos más significativos del gran cantar épico francés, hace alusión este romance (composición, como el cantar de gesta, de transmisión oral) se caracteriza por la aparición del elemento maravilloso en el sueño de doña Alda, esposa de Roldan.


ROMANCE DE DOÑA ALDA


En París está doña Alda
la esposa de don Roldan,
trescientas damas con ella
para bien la acompañar:
todas visten un vestido,
todas calzan un calzar,
todas comen a una mesa,
todas comían de un pan,
sino era sola doña Alda,
que era la mayoral.
Las ciento hilaban oro,
las ciento tejen cendal,
las ciento instrumentos
[tañen,
para doña Alda holgar.
Al son de los instrumentos
doña Alda adormido se ha:
ensoñado había un sueño,
un sueño de gran pesar.
Recordó despavorida
y con un pavor muy grande,
los gritos daba tan grandes
que se oían en la ciudad.
Allí hablaron sus doncellas,
bien oiréis lo que dirán:
-¿Qué es aquesto, mi
[señora?
¿quién es el que os hizo
[mal?
-Un sueño soñé,
[doncellas,
que me ha dado gran pesar;
que me veía en un monte
en un desierto lugar:
de so los montes muy altos
un azor vi de volar,
tras de él viene una aguililla
que lo ahinca muy mal.
El azor con grande cuita,
metió se so mi brial;
el águila con grande ira
de allí lo iba a sacar;
con las uñas lo despluma,
con el pico lo deshaz.
Allí habló su camarera,
bien oiréis lo que dirá:
-Aqueste sueño, señora,
bien os lo entiendo soltar;
el azor es vuestro esposo,
que viene de allen la mar;
el águila sedes vos,
con la cual ha de casar,
y aquel monte es la iglesia
donde os han de velar.
-Si así es, mi camarera,
bien te lo entiendo pagar.
Otro día de mañana
cartas de fuera le traen;
tintas venían de dentro,
de fuera escritas con
[sangre,
que su Roldan era muerto
en la caza de Ronces valles.