lunes, 2 de junio de 2014

ARTÍCULO 7


ROMANCES LÍRICOS




El Romancero es una de las manifestaciones de la poesía folclórica tradicional más importante, conservada hasta nuestros días tanto en España como en América y en otras comunidades de origen español, como los sefardíes. El Romancero Viejo está formado por el conjunto de romances compuestos en los siglos XIV y XV, y recogidos a través de las primeras colecciones impresas en el siglo XVI. Los que, a imitación de ellos, fueron escritos por los poetas cultos en los siglos XVI y XVII se conocen con el nombre de Romancero nuevo.

Sobre su origen, unas teorías sostienen que fueron fragmentos aislados de cantares de gesta que, por su especial dramatismo o emoción, se cantaban como poemas independientes, transmitiéndose así oralmente de generación en generación, llegando a constituir un género propio utilizado por los juglares para toda clase de temas: épicos, líricos,... Otras teorías, en cambio, sostienen que los romances son anteriores a los cantares de gesta, basándose en que los más antiguos no tienen carácter épico, sino lírico o novelesco.

Los romances son poemas no estróficos compuestos en versos octosílabos con la misma rima asonante en los pares, quedando sueltos los impares. Sus principales características son:
a) transmisión oral, con multitud de variantes sobre un mismo tema;
b) mezcla de narración y diálogo;
c) fragmentarismo narrativo: se centra en un momento determinado de la acción, interrumpiéndose antes del desenlace;
d) repetición de fórmulas expresivas, especialmente para llamar la atención del público;
e) sencillez de recursos.

Por su temática, se clasifican en:
a) Romances de tema épico nacional.
b) Romances históricos y fronterizos.
c) Romances de tema épico francés.
d) Romances novelescos y líricos. 

 

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