ROMANCES LÍRICOS
El
Romancero es una de las manifestaciones de la poesía folclórica
tradicional más importante, conservada hasta nuestros días tanto en
España como en América y en otras comunidades de origen español,
como los sefardíes. El Romancero Viejo está formado por el conjunto
de romances compuestos en los siglos XIV y XV, y recogidos a través
de las primeras colecciones impresas en el siglo XVI. Los que, a
imitación de ellos, fueron escritos por los poetas cultos en los
siglos XVI y XVII se conocen con el nombre de Romancero nuevo.
Sobre
su origen, unas teorías sostienen que fueron fragmentos aislados de
cantares de gesta que, por su especial dramatismo o emoción, se
cantaban como poemas independientes, transmitiéndose así oralmente
de generación en generación, llegando a constituir un género
propio utilizado por los juglares para toda clase de temas: épicos,
líricos,... Otras teorías, en cambio, sostienen que los romances
son anteriores a los cantares de gesta, basándose en que los más
antiguos no tienen carácter épico, sino lírico o novelesco.
Los
romances son poemas no estróficos compuestos en versos octosílabos
con la misma rima asonante en los pares, quedando sueltos los
impares. Sus principales características son:
a)
transmisión oral, con multitud de variantes sobre un mismo tema;
b)
mezcla de narración y diálogo;
c)
fragmentarismo narrativo: se centra en un momento determinado de la
acción, interrumpiéndose antes del desenlace;
d)
repetición de fórmulas expresivas, especialmente para llamar la
atención del público;
e)
sencillez de recursos.
Por
su temática, se clasifican en:
a)
Romances de tema épico nacional.
b)
Romances históricos y fronterizos.
c)
Romances de tema épico francés.
d)
Romances novelescos y líricos.
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